miércoles, 26 de octubre de 2011
Jacobo Borges, niño
Jacobo Borges, es quizás el pintor venezolano vivo más representativo del arte en nuestro país. Su obra lo ha llevado a vivir en diferentes países pero siempre ha mantenido su casa en Caracas con vista al Ávila.
Ayer tuve la fortuna de escuchar al maestro, contar anécdotas de su vida y su proceso creativo. Conocerlo fue un lujo reconfortante. Comparto con ustedes un cuento de su infancia que nos hace reflexionar sobre el instinto en los niños.
“Desde los 4 años ya yo sabía que quería ser pintor.
A esa edad, mis padres me llevaron a un kínder que quedaba cerca de la casa, en Catia. Cuando llegué, la maestra nos dijo que pintáramos un barco. Todos los niños hicieron el tradicional barquito con vela de triángulo y cuerpo de medio círculo, pero hubo uno que me maravilló. Un niñito que estaba al lado mío, lo había hecho con unos colores bellísimos y brillantes. Yo le pedí que me lo regalara y él me dijo que no porque seguramente yo lo quería para decir que yo lo había hecho. Aquello me pareció terrible y más aún cuando en el recreo, todos los niños comentaban que yo quería aquel dibujo para decir que yo lo había pintado.
Así pasaron 30 años y ya yo era pintor.
Un día, caminando por la calle me cruzo con un Guardia Nacional que me saluda y me pregunta -Jacobo, ¿no te acuerdas de mí?- Honestamente yo no sabía quién era hasta que él lo aclaró:
- Yo soy el niñito que pintó el barco en el kínder. A ti te gustó y me lo pediste para decir que era tuyo.
Así recordé la historia y cuando nos despedimos me pregunté ¿qué habría pasado en la vida de ese niño que iba a ser pintor y terminó siendo Guardia Nacional? ¿En qué momento se había perdido su verdadera esencia?”
Apoyar las destrezas de nuestros hijos no siempre es tarea fácil. Especialmente cuando éstas, son muy diferentes de lo esperado en el sistema educativo actual. Constantemente debemos preguntarnos si queremos criar niños buenos, o niños felices.
Ayer tuve la fortuna de escuchar al maestro, contar anécdotas de su vida y su proceso creativo. Conocerlo fue un lujo reconfortante. Comparto con ustedes un cuento de su infancia que nos hace reflexionar sobre el instinto en los niños.
“Desde los 4 años ya yo sabía que quería ser pintor.
A esa edad, mis padres me llevaron a un kínder que quedaba cerca de la casa, en Catia. Cuando llegué, la maestra nos dijo que pintáramos un barco. Todos los niños hicieron el tradicional barquito con vela de triángulo y cuerpo de medio círculo, pero hubo uno que me maravilló. Un niñito que estaba al lado mío, lo había hecho con unos colores bellísimos y brillantes. Yo le pedí que me lo regalara y él me dijo que no porque seguramente yo lo quería para decir que yo lo había hecho. Aquello me pareció terrible y más aún cuando en el recreo, todos los niños comentaban que yo quería aquel dibujo para decir que yo lo había pintado.
Así pasaron 30 años y ya yo era pintor.
Un día, caminando por la calle me cruzo con un Guardia Nacional que me saluda y me pregunta -Jacobo, ¿no te acuerdas de mí?- Honestamente yo no sabía quién era hasta que él lo aclaró:
- Yo soy el niñito que pintó el barco en el kínder. A ti te gustó y me lo pediste para decir que era tuyo.
Así recordé la historia y cuando nos despedimos me pregunté ¿qué habría pasado en la vida de ese niño que iba a ser pintor y terminó siendo Guardia Nacional? ¿En qué momento se había perdido su verdadera esencia?”
Apoyar las destrezas de nuestros hijos no siempre es tarea fácil. Especialmente cuando éstas, son muy diferentes de lo esperado en el sistema educativo actual. Constantemente debemos preguntarnos si queremos criar niños buenos, o niños felices.
¿Malacrianza o mala crianza?
Con frecuencia escucho a mamás decir “es que está muy malcriado@” o “no seas malcriad@” como si la crianza del niñ@ fuera responsabilidad exclusiva de él o de ella misma. La propia palabra nos da luces del problema. Una malacrianza, que usualmente se refiere a conductas agresivas, groseras y desobedientes, no es más que una falla en la educación que como padres, damos a nuestros hijos. Es decir, una mala crianza.
Suelo insistir en una premisa que nos facilita la vida a los adultos: toda conducta es reflejo de un sentimiento. Si indagamos más allá de la acción, bien sea pataleta, gritos, groserías; con seguridad encontraremos la causa de dicho comportamiento. Por eso, es fundamental enseñar a los niños a identificar y verbalizar sus emociones. Esto se hace desde que nacen y aunque todavía no hablan, nosotros mismos les decimos frases como: “sé que estás triste porque ya es hora de dormir y quieres seguir jugando”. De esta manera los estamos enseñando que sus sentimientos son válidos, que se pueden identificar y que además, se pueden nombrar.
Pensemos por un momento que ese niño “malcriado” somos nosotros mismos que estamos pasando por un momento incómodo y no sabemos cómo salir de él o cómo ver el arcoíris detrás de la lluvia. Esta empatía con nuestros pequeños, nos permitirá ser sus guías para encontrar la calma y no sus jueces.
Si algún hijo pasa por un momento de “malcriadez”, los invito a acompañarlo, esperar que se calme y luego, hablar con él e irlo llevando de la mano hasta que logre expresar su incomodidad. Este ejercicio le proporcionará un alivio inmediato al niño y le dará pautas a usted para reconfortarlo en su sentimiento.
No es fácil ver a un hijo pasando por un mal momento, pero son estas situaciones, las que nos brindan la oportunidad de demostrarles amor, empatía y acompañamiento.
Publicado en Código Venezuela
Suelo insistir en una premisa que nos facilita la vida a los adultos: toda conducta es reflejo de un sentimiento. Si indagamos más allá de la acción, bien sea pataleta, gritos, groserías; con seguridad encontraremos la causa de dicho comportamiento. Por eso, es fundamental enseñar a los niños a identificar y verbalizar sus emociones. Esto se hace desde que nacen y aunque todavía no hablan, nosotros mismos les decimos frases como: “sé que estás triste porque ya es hora de dormir y quieres seguir jugando”. De esta manera los estamos enseñando que sus sentimientos son válidos, que se pueden identificar y que además, se pueden nombrar.
Pensemos por un momento que ese niño “malcriado” somos nosotros mismos que estamos pasando por un momento incómodo y no sabemos cómo salir de él o cómo ver el arcoíris detrás de la lluvia. Esta empatía con nuestros pequeños, nos permitirá ser sus guías para encontrar la calma y no sus jueces.
Si algún hijo pasa por un momento de “malcriadez”, los invito a acompañarlo, esperar que se calme y luego, hablar con él e irlo llevando de la mano hasta que logre expresar su incomodidad. Este ejercicio le proporcionará un alivio inmediato al niño y le dará pautas a usted para reconfortarlo en su sentimiento.
No es fácil ver a un hijo pasando por un mal momento, pero son estas situaciones, las que nos brindan la oportunidad de demostrarles amor, empatía y acompañamiento.
Publicado en Código Venezuela
TED x Padres
El TED reúne a pensadores de diferentes áreas que hablan de sus vidas en 18 minutos. El 5 de octubre, Caracas acogió esta iniciativa y brindó su mejor cara a través de sus oradores
(+1 calificación, 1 votos) Este miércoles tuve la fortuna de asistir a mi primer evento TED en Caracas. Esta iniciativa, que nació en los años 80 como una conferencia de ideas inspiradoras para mejorar el mundo, ha ido evolucionando hasta convertirse en lo que es hoy: una muestra de lo mejor que tiene cada persona para dar según su área de interés.
Los oradores que pude oír, navegaron en aguas aparentemente tan distintas como: paz, cocina, redes sociales, maltrato doméstico, inspiración, arquitectura, tecnología, exploración, música e innovación. Digo aparentemente, porque al final todas las ponencias compartían el mismo factor común que no es más que la EDUCACIÓN. Cada exponente, en su área, nos invitaba a informarnos más sobre ciertos temas para alcanzar el ideal de un mundo mejor.
Inspirada en la charla de Eli Bravo, que partía con la frase “Todos comenzamos en algún punto”, pasé la jornada fantaseando sobre cómo sería la experiencia de una versión de TED para mamás, papás y demás relacionados con la crianza (TEDxPadres).
En mayor o menor medida, casi todos los oradores, mencionaban sus experiencias como padres y todos coincidían en lo maravillosa que era esta faceta. ¿Por qué no? Dirigir toda esta energía a un evento especialmente dedicado a temas relacionados con formas de crianza, alimentación infantil, lactancia materna, crianza respetuosa y para la paz, novedades en educación, tecnología dirigida a niños y adolescentes, derechos, literatura infantil, conciliación laboral-familiar, avances en pediatría, juguetes educativos, y ¡pare usted de contar! Desarrollar un encuentro cuyo objetivo fuera mejorar nuestra labor como padres y en consecuencia, generar mejores seres humanos. Individuos capaces de preservar y beneficiar al planeta y al resto de las sociedades.
¿Qué cambios vería nuestra sociedad si nos adelantáramos a generar soluciones antes que los problemas se volvieran prioridad de Estado? ¿Cómo se beneficiarían las futuras generaciones si nosotros estableciéramos hoy, lineamientos que los protegieran de los males que desde ya vislumbramos? Son preguntas que abren la puerta a un debate extenso y concienzudo. Ahí se las dejo. Pensemos en ideas como esta y retomando las palabras que oí ayer “no las dejemos pasar porque cuando las ejecutemos, nos sorprenderá la acogida que tendrán”.
Para saber qué es TED, visiten el siguiente link: http://ow.ly/6PDgA
Publicado en Código Venezuela el 7 de Octubre de 2011.
(+1 calificación, 1 votos) Este miércoles tuve la fortuna de asistir a mi primer evento TED en Caracas. Esta iniciativa, que nació en los años 80 como una conferencia de ideas inspiradoras para mejorar el mundo, ha ido evolucionando hasta convertirse en lo que es hoy: una muestra de lo mejor que tiene cada persona para dar según su área de interés.
Los oradores que pude oír, navegaron en aguas aparentemente tan distintas como: paz, cocina, redes sociales, maltrato doméstico, inspiración, arquitectura, tecnología, exploración, música e innovación. Digo aparentemente, porque al final todas las ponencias compartían el mismo factor común que no es más que la EDUCACIÓN. Cada exponente, en su área, nos invitaba a informarnos más sobre ciertos temas para alcanzar el ideal de un mundo mejor.
Inspirada en la charla de Eli Bravo, que partía con la frase “Todos comenzamos en algún punto”, pasé la jornada fantaseando sobre cómo sería la experiencia de una versión de TED para mamás, papás y demás relacionados con la crianza (TEDxPadres).
En mayor o menor medida, casi todos los oradores, mencionaban sus experiencias como padres y todos coincidían en lo maravillosa que era esta faceta. ¿Por qué no? Dirigir toda esta energía a un evento especialmente dedicado a temas relacionados con formas de crianza, alimentación infantil, lactancia materna, crianza respetuosa y para la paz, novedades en educación, tecnología dirigida a niños y adolescentes, derechos, literatura infantil, conciliación laboral-familiar, avances en pediatría, juguetes educativos, y ¡pare usted de contar! Desarrollar un encuentro cuyo objetivo fuera mejorar nuestra labor como padres y en consecuencia, generar mejores seres humanos. Individuos capaces de preservar y beneficiar al planeta y al resto de las sociedades.
¿Qué cambios vería nuestra sociedad si nos adelantáramos a generar soluciones antes que los problemas se volvieran prioridad de Estado? ¿Cómo se beneficiarían las futuras generaciones si nosotros estableciéramos hoy, lineamientos que los protegieran de los males que desde ya vislumbramos? Son preguntas que abren la puerta a un debate extenso y concienzudo. Ahí se las dejo. Pensemos en ideas como esta y retomando las palabras que oí ayer “no las dejemos pasar porque cuando las ejecutemos, nos sorprenderá la acogida que tendrán”.
Para saber qué es TED, visiten el siguiente link: http://ow.ly/6PDgA
Publicado en Código Venezuela el 7 de Octubre de 2011.
Criar = nada
En incontables ocasiones me he cruzado con alguna amiga que tiene hijos pequeños. Como parte del ritual de saludo y re encuentro, lanzo la pregunta “¿y qué estás haciendo?” a la que le pueden seguir dos respuestas:
1.- trabajando en tal sitio ó 2.- nada.
La última es la que se refiere a la actividad de criar. Es en ese momento cuando mi estómago se comprime como cemento líquido y pienso “¿cómo que nada?, ¡si criar es un trabajón!”.
Entiendo la respuesta porque más de una vez, yo misma me la he encontrado en la boca. Sale demasiado automática para detenerla.
Contestamos desde el paradigma de la producción, del éxito económico como medida de éxito en la vida.
Si estamos desempeñándonos en un trabajo remunerado, echamos el cuento; si estamos desarrollando un proyecto, o involucradas en un proceso creativo, o simplemente, criando, decimos que no estamos haciendo nada.
Pareciera que nosotras mismas devaluamos el oficio de criar cuando en el fondo, nos parece el trabajo no remunerado más gratificante de todos. Sin duda, la actividad física, es exigente.
Desde que nace el bebé, nuestro cuerpo se somete a un cambio de rutina al que no estaba acostumbrado. Las frecuentes noches de escaso dormir, los dolores de espalda ocasionados por el peso de la barriga y luego, de la posición para amamantar y el peso cambiante entre otros detalles, pasan su factura. ¡Ni hablar de la parte emocional!
Dependiendo de nuestra preparación, nos sumiremos en un mar de dudas y emociones o navegaremos sus aguas en calma y con apertura al aprendizaje. En cualquiera de las dos situaciones, requerimos estar sumergidas en estas aguas sin importar mucho el mundo tangible que habíamos construido antes de dar a luz.
Durante los dos primeros años de vida del bebé, las madres tenemos trabajo como para entretener a un batallón. Si fuera remunerado, no habría dinero en el mundo para compensarlo.
Es momento de que empecemos a reconocerlo y situarnos en el lugar que nos corresponde. A la pregunta “¿y qué estás haciendo?” responderemos con la pura verdad: “el trabajo de mayor compromiso e importancia del mundo. CRIANDO”.
Publicado en Código Venezuela el 30 de Septiembre de 2011.
1.- trabajando en tal sitio ó 2.- nada.
La última es la que se refiere a la actividad de criar. Es en ese momento cuando mi estómago se comprime como cemento líquido y pienso “¿cómo que nada?, ¡si criar es un trabajón!”.
Entiendo la respuesta porque más de una vez, yo misma me la he encontrado en la boca. Sale demasiado automática para detenerla.
Contestamos desde el paradigma de la producción, del éxito económico como medida de éxito en la vida.
Si estamos desempeñándonos en un trabajo remunerado, echamos el cuento; si estamos desarrollando un proyecto, o involucradas en un proceso creativo, o simplemente, criando, decimos que no estamos haciendo nada.
Pareciera que nosotras mismas devaluamos el oficio de criar cuando en el fondo, nos parece el trabajo no remunerado más gratificante de todos. Sin duda, la actividad física, es exigente.
Desde que nace el bebé, nuestro cuerpo se somete a un cambio de rutina al que no estaba acostumbrado. Las frecuentes noches de escaso dormir, los dolores de espalda ocasionados por el peso de la barriga y luego, de la posición para amamantar y el peso cambiante entre otros detalles, pasan su factura. ¡Ni hablar de la parte emocional!
Dependiendo de nuestra preparación, nos sumiremos en un mar de dudas y emociones o navegaremos sus aguas en calma y con apertura al aprendizaje. En cualquiera de las dos situaciones, requerimos estar sumergidas en estas aguas sin importar mucho el mundo tangible que habíamos construido antes de dar a luz.
Durante los dos primeros años de vida del bebé, las madres tenemos trabajo como para entretener a un batallón. Si fuera remunerado, no habría dinero en el mundo para compensarlo.
Es momento de que empecemos a reconocerlo y situarnos en el lugar que nos corresponde. A la pregunta “¿y qué estás haciendo?” responderemos con la pura verdad: “el trabajo de mayor compromiso e importancia del mundo. CRIANDO”.
Publicado en Código Venezuela el 30 de Septiembre de 2011.
A volar con la meditación
Un día entraba a mi apartamento cuando me crucé con una vecina que se acababa de mudar a Caracas. Ella estaba llena de preguntas y yo tenía interés en ayudarla. Alguna vez yo también fui una recién llegada a la capital.
Con mi notable primer embarazo, había resuelto escuchar cualquier consejo que me hiciera bien o me diera algún nuevo conocimiento. La vecina, simpática y conversadora, me empezó a contar que en sus embarazos, había practicado meditaciones y que le habían servido para mantener la calma y contactarse con la nueva vida que crecía con ella.
Así, me dio unas instrucciones sencillas y claras: “Cuando te acuestes, imagínate que te vuelves pequeñita y entras a tu barriga. Allí te encontrarás con tu bebé y podrás darte cuenta de lo cómodo que está. Tu movimiento lo mece constantemente, tu sangre lo alimenta y tus latidos lo arrullan¨.
Quedé emocionada con la posibilidad de ver a mi hijo en ese estado de paz absoluta que ofrecía la meditación. Llegada la noche procedí, en toda mi ignorancia de novata, a conectarme con mi bebé.
Seguí las instrucciones de mi vecina al pie de la letra, como quien hace una receta por primera vez y todavía no tiene la confianza para improvisar. El resultado fue un viaje indescriptible e inesperado. En mi estado de absoluta concentración, vi a mi bebé, tal cual ella lo había descrito: cómodo, apacible, confiado…
Esta práctica la repetí muchas veces más hasta convertirla en mi ritual para conciliar el sueño. Incluso hasta avanzadas las últimas semanas cuando ya no encontraba acomodo ni sentada, ni acostada, la abstracción me proporcionaba una tranquilidad inmediata.
Dos años después de dar a luz, asistí a una meditación colectiva. Prácticamente había abandonado esta dinámica por el poco tiempo que me quedaba después de atender al bebé, dar pecho y asumir mi nueva condición de mamá. Ese día también viví un viaje memorable.
En la meditación, volé, nadé, respiré debajo del agua y volví a ver a mi hijo tal cual lo había visto cuando estaba en mi barriga. Protegido y plácido. Ese día me reconecté con la fuerza creadora del embarazo. Con esa sensación de poder que nos confiere saber que tu bebé está mejor cuidado que nunca, porque va dentro de ti.
Hoy, corro el riesgo de no encontrar mucho eco con estas líneas. Sé que cuando nace el bebé nos volvemos locas tratando de reacomodar el rompecabezas que se ha vuelto nuestra vida, y nos queda poco tiempo para entender que hemos traspasado a una nueva dimensión al convertirnos en madres.
Con el tiempo, que es variable con cada hijo, sucede algo que nos abre los ojos ante la maravilla que hemos alcanzado. Ojalá cada una de ustedes, recuerde con placer ese momento y puedan repetirlo cada vez que quiera revivir la mecánica perfecta del embarazo.
Publicado en Código Venezuela el 23 de Septiembre de 2011.
Con mi notable primer embarazo, había resuelto escuchar cualquier consejo que me hiciera bien o me diera algún nuevo conocimiento. La vecina, simpática y conversadora, me empezó a contar que en sus embarazos, había practicado meditaciones y que le habían servido para mantener la calma y contactarse con la nueva vida que crecía con ella.
Así, me dio unas instrucciones sencillas y claras: “Cuando te acuestes, imagínate que te vuelves pequeñita y entras a tu barriga. Allí te encontrarás con tu bebé y podrás darte cuenta de lo cómodo que está. Tu movimiento lo mece constantemente, tu sangre lo alimenta y tus latidos lo arrullan¨.
Quedé emocionada con la posibilidad de ver a mi hijo en ese estado de paz absoluta que ofrecía la meditación. Llegada la noche procedí, en toda mi ignorancia de novata, a conectarme con mi bebé.
Seguí las instrucciones de mi vecina al pie de la letra, como quien hace una receta por primera vez y todavía no tiene la confianza para improvisar. El resultado fue un viaje indescriptible e inesperado. En mi estado de absoluta concentración, vi a mi bebé, tal cual ella lo había descrito: cómodo, apacible, confiado…
Esta práctica la repetí muchas veces más hasta convertirla en mi ritual para conciliar el sueño. Incluso hasta avanzadas las últimas semanas cuando ya no encontraba acomodo ni sentada, ni acostada, la abstracción me proporcionaba una tranquilidad inmediata.
Dos años después de dar a luz, asistí a una meditación colectiva. Prácticamente había abandonado esta dinámica por el poco tiempo que me quedaba después de atender al bebé, dar pecho y asumir mi nueva condición de mamá. Ese día también viví un viaje memorable.
En la meditación, volé, nadé, respiré debajo del agua y volví a ver a mi hijo tal cual lo había visto cuando estaba en mi barriga. Protegido y plácido. Ese día me reconecté con la fuerza creadora del embarazo. Con esa sensación de poder que nos confiere saber que tu bebé está mejor cuidado que nunca, porque va dentro de ti.
Hoy, corro el riesgo de no encontrar mucho eco con estas líneas. Sé que cuando nace el bebé nos volvemos locas tratando de reacomodar el rompecabezas que se ha vuelto nuestra vida, y nos queda poco tiempo para entender que hemos traspasado a una nueva dimensión al convertirnos en madres.
Con el tiempo, que es variable con cada hijo, sucede algo que nos abre los ojos ante la maravilla que hemos alcanzado. Ojalá cada una de ustedes, recuerde con placer ese momento y puedan repetirlo cada vez que quiera revivir la mecánica perfecta del embarazo.
Publicado en Código Venezuela el 23 de Septiembre de 2011.
El lunes empiezan las clases. ¡Qué nervios!
Se acerca el inicio de clases y tanto padres, como hijos y maestros, están nerviosos ante la expectativa. Dificultad para dormir, compras nerviosas de material escolar, angustia por saber quiénes serán los compañeros de los niños, son algunos de los temas que por estos días rondan en la cabeza de muchos padres que a partir del próximo lunes empezarán la rutina escolar.
A lo anterior vienen a sumarse las preocupaciones naturales de quienes llevan a sus hijos por primera vez a una guardería, o de los padres cuyos niños estrenan colegio. El costo de la mensualidad, que para algunos todavía se muestra difuso, y la calidad de los maestros que formarán a nuestros hijos, son otras de las variables que nos pueden generar ansiedad.
Para los niños, esta también es una etapa llena de expectativas. A los más pequeños les angustia separarse de sus padres, de su casa, de su territorio seguro. A los más grandes y adolescentes, les despierta curiosidad conocer los nuevos retos que implicará un nivel superior.
Para aliviar esta sensación previa al inicio de clases, es recomendable:
- Retomar la rutina de sueño unos días antes para que el cambio no sea tan brusco.
- Llevar a los niños al colegio o guardería previamente para que se familiaricen con el espacio y los maestros.
- Practicar relajaciones con los niños.
- Conversar sobre lo positivo que implica el inicio escolar.
- Conversar con los más grandes sobre metas escolares para el nuevo año.
- Conversar sobre lo que hicieron en vacaciones y hacer un cierre.
- Preparar todo lo necesario la noche antes de ir al colegio para evitar demoras en la salida.
Si su pequeño se está iniciando en la escolarización, requerirá de su presencia en la guardería por varios días. Es recomendable explicar esta situación en el trabajo y llegar a un acuerdo para poder estar con nuestros hijos el tiempo que sea necesario.
Estas fechas nos llenan de expectativas y nuevos proyectos. Les deseo feliz inicio de clases y que la adaptación les sea lo más suave posible.
A lo anterior vienen a sumarse las preocupaciones naturales de quienes llevan a sus hijos por primera vez a una guardería, o de los padres cuyos niños estrenan colegio. El costo de la mensualidad, que para algunos todavía se muestra difuso, y la calidad de los maestros que formarán a nuestros hijos, son otras de las variables que nos pueden generar ansiedad.
Para los niños, esta también es una etapa llena de expectativas. A los más pequeños les angustia separarse de sus padres, de su casa, de su territorio seguro. A los más grandes y adolescentes, les despierta curiosidad conocer los nuevos retos que implicará un nivel superior.
Para aliviar esta sensación previa al inicio de clases, es recomendable:
- Retomar la rutina de sueño unos días antes para que el cambio no sea tan brusco.
- Llevar a los niños al colegio o guardería previamente para que se familiaricen con el espacio y los maestros.
- Practicar relajaciones con los niños.
- Conversar sobre lo positivo que implica el inicio escolar.
- Conversar con los más grandes sobre metas escolares para el nuevo año.
- Conversar sobre lo que hicieron en vacaciones y hacer un cierre.
- Preparar todo lo necesario la noche antes de ir al colegio para evitar demoras en la salida.
Si su pequeño se está iniciando en la escolarización, requerirá de su presencia en la guardería por varios días. Es recomendable explicar esta situación en el trabajo y llegar a un acuerdo para poder estar con nuestros hijos el tiempo que sea necesario.
Estas fechas nos llenan de expectativas y nuevos proyectos. Les deseo feliz inicio de clases y que la adaptación les sea lo más suave posible.
¿Demasiado estrictos o demasiado relajados?
Con frecuencia nos preguntamos si estaremos siendo demasiado laxos o demasiado estrictos con nuestros hijos. En la nota de hoy, quiero contarles brevemente sobre un estilo de crianza que considero respetuoso de las necesidades y procesos evolutivos de todos los miembros de la familia. Se trata de la Disciplina Positiva.
Cerca de los años 20, los doctores Alfred Adler y Rudolf Dreikurs concluyeron que los niños sobreprotegidos o con ausencia de límites, mostraban mayores problemas de comportamiento. En el año 1988, Jane Nelsen y Lyn Lott, publicaron una serie de libros sobre disciplina positiva y diseñaron talleres para darles herramientas a padres y maestros sobre relaciones respetuosas.
Resumidamente, podemos decir que esta tendencia parte de los siguientes preceptos:
•Transmitir el mensaje del amor y respeto, creando sentido de conexión y pertenencia.
• Ser firmes y amables al mismo tiempo.
•Establecer límites y normas que guíen a nuestros hijos. Estos deben ser explicados, nunca impuestos. Varían en cada familia: lo que es importante para unos, puede no serlo para otros.
•Identificar las motivaciones detrás de cada acto. Una disciplina efectiva es la que entiende las razones del comportamiento y busca cambiarlas, en vez de sólo modificar la conducta.
•Fomentar el respeto mutuo.
•Trabajo entre padres e hijos para establecer normas y consecuencias al incumplimiento de las mismas. No existen premios ni castigos. Los niños valoran los resultados de sus decisiones.
•Aprovechar los errores como valiosas oportunidades de aprendizaje.
•Involucrar al niño en la búsqueda de soluciones.
•Enseñar habilidades como autocontrol, autoevaluación, cooperación, comunicación asertiva y empatía.
•Invitar a los niños a desarrollarse como personas capaces de evaluar sus opciones y decidir lo más conveniente.
La crianza dentro de esta visión nos ayudará a construir sociedades basadas en el respeto y el buen trato. Te invito a participar en la construcción de la paz del mañana, criando amorosamente a nuestros hijos hoy.
Publicado en Código Venezuela el 10 de Septiembre de 2011.
Cerca de los años 20, los doctores Alfred Adler y Rudolf Dreikurs concluyeron que los niños sobreprotegidos o con ausencia de límites, mostraban mayores problemas de comportamiento. En el año 1988, Jane Nelsen y Lyn Lott, publicaron una serie de libros sobre disciplina positiva y diseñaron talleres para darles herramientas a padres y maestros sobre relaciones respetuosas.
Resumidamente, podemos decir que esta tendencia parte de los siguientes preceptos:
•Transmitir el mensaje del amor y respeto, creando sentido de conexión y pertenencia.
• Ser firmes y amables al mismo tiempo.
•Establecer límites y normas que guíen a nuestros hijos. Estos deben ser explicados, nunca impuestos. Varían en cada familia: lo que es importante para unos, puede no serlo para otros.
•Identificar las motivaciones detrás de cada acto. Una disciplina efectiva es la que entiende las razones del comportamiento y busca cambiarlas, en vez de sólo modificar la conducta.
•Fomentar el respeto mutuo.
•Trabajo entre padres e hijos para establecer normas y consecuencias al incumplimiento de las mismas. No existen premios ni castigos. Los niños valoran los resultados de sus decisiones.
•Aprovechar los errores como valiosas oportunidades de aprendizaje.
•Involucrar al niño en la búsqueda de soluciones.
•Enseñar habilidades como autocontrol, autoevaluación, cooperación, comunicación asertiva y empatía.
•Invitar a los niños a desarrollarse como personas capaces de evaluar sus opciones y decidir lo más conveniente.
La crianza dentro de esta visión nos ayudará a construir sociedades basadas en el respeto y el buen trato. Te invito a participar en la construcción de la paz del mañana, criando amorosamente a nuestros hijos hoy.
Publicado en Código Venezuela el 10 de Septiembre de 2011.
No soy Mamá Perfecta
Desde que Modo Mamá está a la vista del público y gracias a la inmediatez que supone Twitter, he podido enterarme de mucha información valiosísima relacionada con distintas formas de crianza. Si partimos de la premisa común en la que creo que todos estamos de acuerdo, “criar niños sanos y felices”, quizás es tiempo de abrirnos a conocimientos ancestrales que han estado allí desde hace milenios para que echemos mano de ellos en el momento más conveniente.
En estos meses he aprendido que hay grupos dispuestos a defender con ferocidad la lactancia materna exclusiva y prolongada, la crianza con apego, los partos humanizados y el colecho. Todos estos conceptos eran vagos para mí. Aunque tenía cierta idea de sus implicaciones, no había tenido la oportunidad (o la apertura) de indagar más.
Brevemente, puedo decirles lo que es cada uno:
Lactancia materna exclusiva y prolongada: consiste en dar al recién nacido leche materna exclusivamente hasta los 6 meses de vida, luego introducir alimentos complementarios y seguir lactando hasta los 24 meses o más.
Crianza con apego: el término lo acuña el pediatra americano por William Sears y establece que un fuerte enlace emocional con los padres durante la infancia, también conocido como apego seguro, es un precursor de relaciones seguras y empáticas en la edad adulta. Los ocho fundamentos de la crianza con apego son:
1. Preparación para el embarazo, el nacimiento y la labor como padres.
2. Alimentación con amor y respeto.
3. Responder con sensibilidad.
4. Utilizar la crianza de apego.
5. Incluir la crianza también durante las noches.
6. Proporcionar el cuidado cariñoso constante.
7. Practicar la disciplina positiva.
8. Esforzarse para un equilibrio en la vida personal y familiar
Parto humanizado: “Se trata de escuchar los deseos y necesidades de la mujer y su pareja, de devolverle el rol protagónico a los creadores de la nueva vida, contando con un equipo médico en el rol de facilitador y velador la naturaleza fisiológica del nacimiento y el parto, poniendo su sabiduría al servicio de los protagonistas, es decir, la madre, el padre y el/la bebé”. Así lo explica Carolina Vázquez Hernández, psicóloga con maestría en estudios de la mujer, doula (partera), preparadora pre y posnatal y directora de Aquamater Maternidad Consciente.
Colecho: Se entiende como colecho, o cama familiar, dormir con tus hijos. Bien sea en la misma cama o adosando camas especiales para ganar extensión. Práctica normal entre los mamíferos y sus crías y el ser humanos hasta que se inventaron las casas con habitaciones separadas para los miembros de la familia.
El día de hoy, no sé si yo hubiera parido en agua ni si hubiera dado pecho más allá de los 10 ó 12 meses. Tampoco sé si hubiera podido dormir con mis hijos en la misma cama ni si hubiera optado por un sistema de vacunación distinto al de la OMS.
Lo que definitivamente sí sé es que hubiera buscado una opción de parto más humanizada que las tres experiencias que tuve con mis cesáreas. En ninguna de los tres casos sentí que era la protagonista de aquel evento. Una vez que ingresé a la clínica, me entregué a las decisiones médicas confiando en su experiencia y desconfiando de la mía, que soy mujer y estoy diseñada para dar a luz a mis hijos. Aunque médicos y enfermeras me trataban con dulzura, me sentí olvidada en la sala de recuperación tras salir del quirófano, y pensé todo el tiempo en que mis bebés debían estar bien porque yo no paraba de mandarles amor a través de mis pensamientos adormecidos por la mezcla de Epidural y Doricum. Hoy en día, sé que eso no es suficiente. Una criaturita que ha pasado casi 10 meses dentro de ti, con los latidos de tu corazón como arrullo, con el vaivén de tu cuerpo como mecedora, con el agua de tu placenta como abrigo, bajo ningún nivel de experiencia puede estar mejor en otras manos que cerca de ti; mucho menos enfrentándose a la hostilidad de las luces y el anonimato de las voces heladas de la sala de parto.
Hoy claramente optaría por otra experiencia. Una compartida con mi esposo. Una más íntima y respetuosa. Una más festiva para darle a ese nuevo ser la mejor cara que la vida le pueda dar. Hoy apuesto por criar a mis hijos con apego aunque hayan pasado años desde que salieron de mí. Aunque ya no pueda cambiar su recibimiento en el mundo. Hoy sigo aprendiendo a ser mamá.
Publicado en Código Venezuela el 2 de Septiembre de 2011.
En estos meses he aprendido que hay grupos dispuestos a defender con ferocidad la lactancia materna exclusiva y prolongada, la crianza con apego, los partos humanizados y el colecho. Todos estos conceptos eran vagos para mí. Aunque tenía cierta idea de sus implicaciones, no había tenido la oportunidad (o la apertura) de indagar más.
Brevemente, puedo decirles lo que es cada uno:
Lactancia materna exclusiva y prolongada: consiste en dar al recién nacido leche materna exclusivamente hasta los 6 meses de vida, luego introducir alimentos complementarios y seguir lactando hasta los 24 meses o más.
Crianza con apego: el término lo acuña el pediatra americano por William Sears y establece que un fuerte enlace emocional con los padres durante la infancia, también conocido como apego seguro, es un precursor de relaciones seguras y empáticas en la edad adulta. Los ocho fundamentos de la crianza con apego son:
1. Preparación para el embarazo, el nacimiento y la labor como padres.
2. Alimentación con amor y respeto.
3. Responder con sensibilidad.
4. Utilizar la crianza de apego.
5. Incluir la crianza también durante las noches.
6. Proporcionar el cuidado cariñoso constante.
7. Practicar la disciplina positiva.
8. Esforzarse para un equilibrio en la vida personal y familiar
Parto humanizado: “Se trata de escuchar los deseos y necesidades de la mujer y su pareja, de devolverle el rol protagónico a los creadores de la nueva vida, contando con un equipo médico en el rol de facilitador y velador la naturaleza fisiológica del nacimiento y el parto, poniendo su sabiduría al servicio de los protagonistas, es decir, la madre, el padre y el/la bebé”. Así lo explica Carolina Vázquez Hernández, psicóloga con maestría en estudios de la mujer, doula (partera), preparadora pre y posnatal y directora de Aquamater Maternidad Consciente.
Colecho: Se entiende como colecho, o cama familiar, dormir con tus hijos. Bien sea en la misma cama o adosando camas especiales para ganar extensión. Práctica normal entre los mamíferos y sus crías y el ser humanos hasta que se inventaron las casas con habitaciones separadas para los miembros de la familia.
El día de hoy, no sé si yo hubiera parido en agua ni si hubiera dado pecho más allá de los 10 ó 12 meses. Tampoco sé si hubiera podido dormir con mis hijos en la misma cama ni si hubiera optado por un sistema de vacunación distinto al de la OMS.
Lo que definitivamente sí sé es que hubiera buscado una opción de parto más humanizada que las tres experiencias que tuve con mis cesáreas. En ninguna de los tres casos sentí que era la protagonista de aquel evento. Una vez que ingresé a la clínica, me entregué a las decisiones médicas confiando en su experiencia y desconfiando de la mía, que soy mujer y estoy diseñada para dar a luz a mis hijos. Aunque médicos y enfermeras me trataban con dulzura, me sentí olvidada en la sala de recuperación tras salir del quirófano, y pensé todo el tiempo en que mis bebés debían estar bien porque yo no paraba de mandarles amor a través de mis pensamientos adormecidos por la mezcla de Epidural y Doricum. Hoy en día, sé que eso no es suficiente. Una criaturita que ha pasado casi 10 meses dentro de ti, con los latidos de tu corazón como arrullo, con el vaivén de tu cuerpo como mecedora, con el agua de tu placenta como abrigo, bajo ningún nivel de experiencia puede estar mejor en otras manos que cerca de ti; mucho menos enfrentándose a la hostilidad de las luces y el anonimato de las voces heladas de la sala de parto.
Hoy claramente optaría por otra experiencia. Una compartida con mi esposo. Una más íntima y respetuosa. Una más festiva para darle a ese nuevo ser la mejor cara que la vida le pueda dar. Hoy apuesto por criar a mis hijos con apego aunque hayan pasado años desde que salieron de mí. Aunque ya no pueda cambiar su recibimiento en el mundo. Hoy sigo aprendiendo a ser mamá.
Publicado en Código Venezuela el 2 de Septiembre de 2011.
Arte +Terapia. ¿Cómo se come eso?
La o el arteterapia, es un tipo de psico terapia que utiliza la expresión creativa como forma de comunicación entre paciente y terapeuta. En lugar de diván, encontramos caballete o estudio de danza y las sesiones pueden ser individuales o grupales. Es dirigida por profesionales formados como arte terapeutas y es para personas de todas las edades.
La arteterapia es ideal para niños, ya que propone que el paciente se exprese a través de diferentes materiales para reflejar su inconsciente. No hace falta que el niño haya demostrado sensibilidad artística previa. La idea es que se comunique libremente, más que crear un prodigio plástico. Es altamente recomendada para pacientes que encuentran difícil expresarse verbalmente con el terapeuta, bien sea por timidez o por impedimentos físicos.
A la consulta acuden niños especiales como niños sin ninguna condición especial en busca de mejoras en su manejo del estrés, de la ansiedad, mejoras motrices, necesidades educativas especiales o mejoras en su calidad de vida.
Aún cuando los orígenes de la arteterapia, se remontan a los años 50, esta práctica sigue siendo novedosa en nuestro país. Si estás interesado en probar los beneficios de esta terapia, escríbeme a modomama@gmail.com y te pondré en contacto con un especialista.
En una próxima entrega, seguiremos tratando temas de interés para padres, educadores y relacionados con la crianza.
Publicado el 26 de Agosto de 2011.
La arteterapia es ideal para niños, ya que propone que el paciente se exprese a través de diferentes materiales para reflejar su inconsciente. No hace falta que el niño haya demostrado sensibilidad artística previa. La idea es que se comunique libremente, más que crear un prodigio plástico. Es altamente recomendada para pacientes que encuentran difícil expresarse verbalmente con el terapeuta, bien sea por timidez o por impedimentos físicos.
A la consulta acuden niños especiales como niños sin ninguna condición especial en busca de mejoras en su manejo del estrés, de la ansiedad, mejoras motrices, necesidades educativas especiales o mejoras en su calidad de vida.
Aún cuando los orígenes de la arteterapia, se remontan a los años 50, esta práctica sigue siendo novedosa en nuestro país. Si estás interesado en probar los beneficios de esta terapia, escríbeme a modomama@gmail.com y te pondré en contacto con un especialista.
En una próxima entrega, seguiremos tratando temas de interés para padres, educadores y relacionados con la crianza.
Publicado el 26 de Agosto de 2011.
Ojo con la Pañalitis!
A mi me parecía que era un cuento eso de que los niños podían ser alérgicos a algunos pañales. ¡Pues resulta que descubrí que no porque le pasó a uno de mis hijos!
Un día no encontré los pañales que le venía poniendo y compré otra marca. Resulta que a la primera puesta, al bebé le salió una reacción que para mí, era pañalitis. Comencé a ponerle una crema efectivísima con zinc y seguí usando los pañales nuevos.
Al cabo de una semana, la erupción no había mejorado y más bien estaba peor. Intenté lavando al bebé con agua de manzanilla y usando almidón de maíz pero aquello, no cedía.
Llevé el bebé a un dermatólogo que me dijo que lo que tenía se llamaba Granuloma Amoniacal y que era una alergia producida por algún componente de los nuevos pañales. Inmediatamente le recetó un tratamiento con antialérgicos tópicos y cicatrizantes y obviamente a volver a los antiguos pañales. Poco a poco la piel fue mejorando, pero fue después de 3 meses que sanó completamente.
A veces los cuentos de camino tienen sus bases médicas. ¡Por eso es que, hay que oír a las abuelas!
Publicado en Código venezuela el 21 de Agosto de 2011.
Un día no encontré los pañales que le venía poniendo y compré otra marca. Resulta que a la primera puesta, al bebé le salió una reacción que para mí, era pañalitis. Comencé a ponerle una crema efectivísima con zinc y seguí usando los pañales nuevos.
Al cabo de una semana, la erupción no había mejorado y más bien estaba peor. Intenté lavando al bebé con agua de manzanilla y usando almidón de maíz pero aquello, no cedía.
Llevé el bebé a un dermatólogo que me dijo que lo que tenía se llamaba Granuloma Amoniacal y que era una alergia producida por algún componente de los nuevos pañales. Inmediatamente le recetó un tratamiento con antialérgicos tópicos y cicatrizantes y obviamente a volver a los antiguos pañales. Poco a poco la piel fue mejorando, pero fue después de 3 meses que sanó completamente.
A veces los cuentos de camino tienen sus bases médicas. ¡Por eso es que, hay que oír a las abuelas!
Publicado en Código venezuela el 21 de Agosto de 2011.
Lolas con Bluetooth
Sé que has oído muchas veces hablar sobre la lactancia materna y sus maravillosos beneficios, pero quizás en esos días de agotamiento, dolor y sacrificio, te provoca salir corriendo a la farmacia a comprar una lata de fórmula para empezar a descansar.
Te cuento que hace poco me enteré que la leche materna además de que es perfecta en su composición, también actúa como una vacuna que se adapta a la necesidad que el bebé pueda tener en un momento determinado. Si por ejemplo a tu bebé lo está atacando un virus; la leche materna cambia su composición reforzando los anticuerpos necesarios para desalojar al indeseado visitante. Esta maravilla sólo la puede hacer tu cuerpo a través de la leche ya que las hipófisis de mamá y bebé, se conectan durante la lactancia y ambas se informan sobre qué necesita el bebé y qué debe producir mamá. ¡Son como dos Bluetooth comunicándose. Increíble, ¿verdad?
Otro dato que supe y que me ayudó a dar pecho por más tiempo, fue el del sacaleche. Resulta que los primeros días, podía pasar media hora pegada del ordeñador para lograr apenas una onza. Tomé Primperán, papelón con limón, galones de agua y la diferencia no era mucha. En Leche y Miel aprendí que el cerebro “no reconoce” al sacaleche porque le falta ese Bluetooth (hipófisis) que tiene el bebé, y decide no darle leche. Hay que entrenar cuerpo y cerebro hasta que éste por fin asuma al “ordeñador” y decida darle leche en igual proporción que al bebé. Para lograr esto, debes extraerte leche todos los días en el mismo horario. Recuerda que es un entrenamiento y que no sirve hacerlo esporádicamente.
Aunque es definitivo que algunas mamás son más lecheras que otras, esta estrategia seguro te va a funcionar. Ya tienes dos razones más para aguantar estos meses tan exigentes. En una próxima entrega, seguimos compartiendo datos sobre crianza y maternidad.
Publicado en Código Venezuela el 6 de Agosto de 2011.
Te cuento que hace poco me enteré que la leche materna además de que es perfecta en su composición, también actúa como una vacuna que se adapta a la necesidad que el bebé pueda tener en un momento determinado. Si por ejemplo a tu bebé lo está atacando un virus; la leche materna cambia su composición reforzando los anticuerpos necesarios para desalojar al indeseado visitante. Esta maravilla sólo la puede hacer tu cuerpo a través de la leche ya que las hipófisis de mamá y bebé, se conectan durante la lactancia y ambas se informan sobre qué necesita el bebé y qué debe producir mamá. ¡Son como dos Bluetooth comunicándose. Increíble, ¿verdad?
Otro dato que supe y que me ayudó a dar pecho por más tiempo, fue el del sacaleche. Resulta que los primeros días, podía pasar media hora pegada del ordeñador para lograr apenas una onza. Tomé Primperán, papelón con limón, galones de agua y la diferencia no era mucha. En Leche y Miel aprendí que el cerebro “no reconoce” al sacaleche porque le falta ese Bluetooth (hipófisis) que tiene el bebé, y decide no darle leche. Hay que entrenar cuerpo y cerebro hasta que éste por fin asuma al “ordeñador” y decida darle leche en igual proporción que al bebé. Para lograr esto, debes extraerte leche todos los días en el mismo horario. Recuerda que es un entrenamiento y que no sirve hacerlo esporádicamente.
Aunque es definitivo que algunas mamás son más lecheras que otras, esta estrategia seguro te va a funcionar. Ya tienes dos razones más para aguantar estos meses tan exigentes. En una próxima entrega, seguimos compartiendo datos sobre crianza y maternidad.
Publicado en Código Venezuela el 6 de Agosto de 2011.
Estimulación del Lenguaje
Entre los 2 y 4 meses, tu bebé puede comenzar a balbucear y a emitir sonidos. A partir del 6to mes verás que comienza a hacer variaciones en su comunicación, a pegar gritos de felicidad, y otras expresiones que cada vez se repiten más.
Para esta edad puede comenzar a decir palabras como mamá, papá, tete, luz. Estos ejercicios vocales, son los primeros pasos para desarrollar el habla. Aún cuando tu bebé recién nacido no comprenda el contenido de tus palabras, acostúmbrate a hablarle en un tono suave y mo-du-la-do.
Los expertos recomiendan que ¡nada de agugutatas! Háblale con palabras sencillas y bien pronunciadas, describiéndole lo que estás haciendo. “Hijo, ahora mami te va a preparar el agua para bañarte rico”. Una vez que tu bebé comience a imitar tus sonidos, respeta el ritmo de un diálogo y déjalo participar respondiéndole tal cual como si estuvieras conversando con un niño que ya habla. “Sí mi vida, esa es la pijama que te voy a poner después del baño”. Llama las cosas por su nombre y dale instrucciones sencillas. ¿En vez de preguntarle, tienes hambre?, dile simplemente, “cómete tu cambur”.
Recuerda siempre hablarle en tono positivo para estimular no sólo la producción del lenguaje, sino también una comunicación asertiva. Ya verás cómo entre los 18 y los 24 meses, tu bebé empieza a producir frases y a imitarte, logrando desarrollar el lenguaje. Más adelante nos volveremos a encontrar con datos importantes para la crianza de tus hijos.
Publicado en Código Venezuela el 31 de julio de 2011.
Para esta edad puede comenzar a decir palabras como mamá, papá, tete, luz. Estos ejercicios vocales, son los primeros pasos para desarrollar el habla. Aún cuando tu bebé recién nacido no comprenda el contenido de tus palabras, acostúmbrate a hablarle en un tono suave y mo-du-la-do.
Los expertos recomiendan que ¡nada de agugutatas! Háblale con palabras sencillas y bien pronunciadas, describiéndole lo que estás haciendo. “Hijo, ahora mami te va a preparar el agua para bañarte rico”. Una vez que tu bebé comience a imitar tus sonidos, respeta el ritmo de un diálogo y déjalo participar respondiéndole tal cual como si estuvieras conversando con un niño que ya habla. “Sí mi vida, esa es la pijama que te voy a poner después del baño”. Llama las cosas por su nombre y dale instrucciones sencillas. ¿En vez de preguntarle, tienes hambre?, dile simplemente, “cómete tu cambur”.
Recuerda siempre hablarle en tono positivo para estimular no sólo la producción del lenguaje, sino también una comunicación asertiva. Ya verás cómo entre los 18 y los 24 meses, tu bebé empieza a producir frases y a imitarte, logrando desarrollar el lenguaje. Más adelante nos volveremos a encontrar con datos importantes para la crianza de tus hijos.
Publicado en Código Venezuela el 31 de julio de 2011.
miércoles, 12 de octubre de 2011
miércoles, 5 de octubre de 2011
martes, 4 de octubre de 2011
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