sábado, 15 de junio de 2013

Reflexiones sobre mi paternidad.



"La paternidad me enseñó a amar con madurez. "

Según Eric Fromm, existen dos tipos de amor: el inmaduro y el maduro. El primero es el basado en la necesidad, el segundo en la entrega incondicional. A través de mis hijos aprendí a amar profundamente a seres distintos a mi: a mis hijos, a mi esposa, y a ese sagrado vinculo que nos une como familia.

Soy un mejor hombre, un mejor ciudadano gracias a la conciencia que el haber sido padre produce en mí. La paternidad genera un vinculo para toda la vida, es un bálsamo en momentos de dificultad, es mi oportunidad de trascender, de contribuir con un mundo mejor. Es la alegría más grande, es la experiencia más cercana a Dios. ¡Además es divertido! 

Los hijos dan mucho más de lo que exigen, ¡imaginen lo mucho que dan! 
Ellos me recuerdan la belleza oculta en la simpleza de la vida y que las cosas que verdaderamente nos hacen felices, no cuestan nada. Han sido mis sanadores y maestros así como una de las exclusivas razones que le dan sentido a la vida, a cuidarme, formarme, tomar riesgos. Son la motivación, responsabilidad y presencia que me acompañará siempre..

#ModoPapá

Foto tomada por Isadora Gaviria
@isagaviria

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