miércoles, 26 de octubre de 2011

No soy Mamá Perfecta

Desde que Modo Mamá está a la vista del público y gracias a la inmediatez que supone Twitter, he podido enterarme de mucha información valiosísima relacionada con distintas formas de crianza. Si partimos de la premisa común en la que creo que todos estamos de acuerdo, “criar niños sanos y felices”, quizás es tiempo de abrirnos a conocimientos ancestrales que han estado allí desde hace milenios para que echemos mano de ellos en el momento más conveniente.
En estos meses he aprendido que hay grupos dispuestos a defender con ferocidad la lactancia materna exclusiva y prolongada, la crianza con apego, los partos humanizados y el colecho. Todos estos conceptos eran vagos para mí. Aunque tenía cierta idea de sus implicaciones, no había tenido la oportunidad (o la apertura) de indagar más.

Brevemente, puedo decirles lo que es cada uno:

Lactancia materna exclusiva y prolongada: consiste en dar al recién nacido leche materna exclusivamente hasta los 6 meses de vida, luego introducir alimentos complementarios y seguir lactando hasta los 24 meses o más.

Crianza con apego: el término lo acuña el pediatra americano por William Sears y establece que un fuerte enlace emocional con los padres durante la infancia, también conocido como apego seguro, es un precursor de relaciones seguras y empáticas en la edad adulta. Los ocho fundamentos de la crianza con apego son:

1. Preparación para el embarazo, el nacimiento y la labor como padres.

2. Alimentación con amor y respeto.

3. Responder con sensibilidad.

4. Utilizar la crianza de apego.

5. Incluir la crianza también durante las noches.

6. Proporcionar el cuidado cariñoso constante.

7. Practicar la disciplina positiva.

8. Esforzarse para un equilibrio en la vida personal y familiar

Parto humanizado: “Se trata de escuchar los deseos y necesidades de la mujer y su pareja, de devolverle el rol protagónico a los creadores de la nueva vida, contando con un equipo médico en el rol de facilitador y velador la naturaleza fisiológica del nacimiento y el parto, poniendo su sabiduría al servicio de los protagonistas, es decir, la madre, el padre y el/la bebé”. Así lo explica Carolina Vázquez Hernández, psicóloga con maestría en estudios de la mujer, doula (partera), preparadora pre y posnatal y directora de Aquamater Maternidad Consciente.

Colecho: Se entiende como colecho, o cama familiar, dormir con tus hijos. Bien sea en la misma cama o adosando camas especiales para ganar extensión. Práctica normal entre los mamíferos y sus crías y el ser humanos hasta que se inventaron las casas con habitaciones separadas para los miembros de la familia.

El día de hoy, no sé si yo hubiera parido en agua ni si hubiera dado pecho más allá de los 10 ó 12 meses. Tampoco sé si hubiera podido dormir con mis hijos en la misma cama ni si hubiera optado por un sistema de vacunación distinto al de la OMS.

Lo que definitivamente sí sé es que hubiera buscado una opción de parto más humanizada que las tres experiencias que tuve con mis cesáreas. En ninguna de los tres casos sentí que era la protagonista de aquel evento. Una vez que ingresé a la clínica, me entregué a las decisiones médicas confiando en su experiencia y desconfiando de la mía, que soy mujer y estoy diseñada para dar a luz a mis hijos. Aunque médicos y enfermeras me trataban con dulzura, me sentí olvidada en la sala de recuperación tras salir del quirófano, y pensé todo el tiempo en que mis bebés debían estar bien porque yo no paraba de mandarles amor a través de mis pensamientos adormecidos por la mezcla de Epidural y Doricum. Hoy en día, sé que eso no es suficiente. Una criaturita que ha pasado casi 10 meses dentro de ti, con los latidos de tu corazón como arrullo, con el vaivén de tu cuerpo como mecedora, con el agua de tu placenta como abrigo, bajo ningún nivel de experiencia puede estar mejor en otras manos que cerca de ti; mucho menos enfrentándose a la hostilidad de las luces y el anonimato de las voces heladas de la sala de parto.

Hoy claramente optaría por otra experiencia. Una compartida con mi esposo. Una más íntima y respetuosa. Una más festiva para darle a ese nuevo ser la mejor cara que la vida le pueda dar. Hoy apuesto por criar a mis hijos con apego aunque hayan pasado años desde que salieron de mí. Aunque ya no pueda cambiar su recibimiento en el mundo. Hoy sigo aprendiendo a ser mamá.

Publicado en Código Venezuela el 2 de Septiembre de 2011.

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